Estadística básica para medios
Por Darwin Franco
En tiempos donde la guerra contra el narcotráfico se disputa en las trincheras mediáticas es necesario hacerse de un curso básico de estadística que permita construir “cifras reales y duras” que le indiquen a la gente quién lleva el mando, el control, la victoria.
En los spots de la Presidencia de la República, ésos que desde 2007 han costado casi 52 millones de pesos, podemos ver claramente cómo la estadística juega un papel fundamental, pues pareciera que la guerra se gana a base de cifras; por ejemplo, se dice: “La acción coordinada del Gobierno Federal permitió el aseguramiento de aproximadamente 37 toneladas de precursores químicos”, pero nunca se dice de los entornos de violencia e inseguridad que permean en las zonas donde el Ejército ha sido desplegado, precisamente, para brindar paz y seguridad.
¿Por qué no hay un spot que diga: “Más de 150 soldados han sido acusados de disparar a civiles por negarse a ser registrados?” La respuesta es obvia, porque -así como ocurría con la propaganda de guerra- quien requiere de publicidad y triunfos es justamente el bando que no puede respaldar con acciones el frente de combate.
Razón por la que los spots de la “guerra contra el crimen organizado” se enfocan en maximizar las acciones calderonistas al usar frecuentemente adjetivos como: “el mayor decomiso, la mayor cantidad, el máximo jefe, la hábil maniobra del Ejército, etc.”; el uso de estos calificativos inmediatamente se acompaña por una cifra que, por su cantidad numérica, supone un mayor realismo. Sin embargo, las cifras son frías y no responden a una realidad en donde el narcotráfico sigue creciendo; al menos, el grupo perteneciente a las filas de “El Chapo” Guzmán lo hace al ser el menos golpeado en las acciones calderonistas. Saque usted las conclusiones.
Pero no sólo desde el gobierno federal se deshumaniza el problema del narcotráfico. Baste ver las notas de distintos periódicos o de diversos noticieros radiofónicos y televisivos para entender que las bajas de civiles, de integrantes del narco o del Ejército pasan a formar parte de la galería estadística que hasta el día de la redacción de esta columna marcaba: 6 mil 665 ejecutados.
¿Quiénes eran estas 6 mil 665 personas, qué sabemos de ellos y de los factores que los llevaron a involucrarse en ambos lados del frente? ¿Qué afectaciones sociales provoca la muerte de tal cantidad de personas? ¿Será que las bajas sólo responden a las disputas territoriales entre los diversos cárteles? ¿Por qué hay compactación de los territorios cuando se supone que uno de los objetivos de la lucha contra el crimen era (es) impedir el tráfico de drogas y no la focalización de los mercados?
Las preguntas van y vienen, los spots no ayudan a responderlas; aunque a últimas fechas aclaren: “Esto son cifras, lo importante es que la droga no llegue a tu casa”.
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Domingo por la tarde. Tomo el control remoto y me dispongo a ver televisión. Echando un vistazo a la programación de la señal abierta me sorprende ver la forma en que Televisa y Tv Azteca cimbran nuevamente sus esperanzas mercadológicas en los llamados reality shows, programas que sustentan sus contenidos en “la realidad”, así, con comillas.
