sábado, 10 de abril de 2010

La Delgada linea rojinegra (cronica proximamente en su puesto de revistas)


A la gloria de Esparta

La historia aparentaba un toque épico, que al calor de las bebidas embriagantes ingeridas en el camino al estadio, se volvió obligado. Justo como los espartanos que hicieron frente a los persas en la batalla de las Termópilas, los casi 300 rojinegros se parapetaban en la impunidad de una puerta que poco permitía a los de fuera. En esta ocasión no existió el famoso paso de las cabras con que el ejército de Leónidas fue rodeado para llevarlos a la derrota y la inmortalidad. Por el contrario, fueron los mismos combatientes visitantes quienes abrieron un boquete en lo más alto de la reja, un pequeño camino por el que a cuenta gotas algunos buscaron glorias pasajeras.
Pero algo cambió respecto a la historieta de Frank Miller, pues aquí las huestes que salieron a dar pelea por la puerta caliente arremetieron contra personajes sin entrenamiento y sin interés en los conflictos, es decir, familias con gusto por acudir al estadio con niños y que sufrieron las primeras agresiones.
La sangre y los colores llaman. Desde la portería norte se ven a 3 valientes lanzarse al frente que caminan distantes. Algunos erróneamente pensamos que fueron a liquidar antiguas deudas de juego. Las escaleras comienzan a registrar movimiento en el segundo piso del estadio. La tropa se convierte en batallón que recluta a su paso a entusiastas y alguno que otro curioso que avanzan con paso automático a la jaula norte.

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