Legislación de vanguardia,
cobertura arcaica
Darwin Franco Migues
Este fin de año nos trajo un par de eventos que bien pueden resumir la forma de cómo las televisoras construyen nuestra realidad; por un lado, la cobertura a la ejecución de Arturo Beltrán Leyva -reportada en la anterior columna- y, por otro, la opaca, fugaz, mezquina y moralista cobertura que las televisoras nacionales hicieron sobre el derecho que ahora tiene la población lésbico-gay, en el Distrito Federal, para contraer matrimonio y ser sujetos a la adopción de niños.
Tales derechos civiles, que colocan a la capital del país a la vanguardia, fueron tomados por las televisoras como una legislación “dudosa y llena de sospechas”, pues a decir de los ilustres conductores -Joaquín López Dóriga y Javier Alatorre- que se les deje contraer nupcias puede ser “tolerable”, pero ¡qué ahora puedan adoptar!, les pareció una aberración -el mismo verbo que uso el cardenal, Norberto Rivera; aberrante es que sacerdotes violen niños y éste los defienda, en fin-.
En las editoriales de Televisa y Tv Azteca, que duraron más que la nota que dio cuenta de la votación en la Asamblea Legislativa del DF, se puntualizó “la preocupación y el peligro” que implica que un matrimonio del mismo sexo pueda adoptar, pues a decir de ambas esto impediría que los niños elijan libremente sobre su sexualidad, pues el ejemplo que tendrían en casa sería para ellos el normal, más no así la estructura nuclear -padre, madre e hijos- que históricamente ha construido nuestra sociedad.
What?, así en expresión gringa para remarcar la sorpresa. ¿Desde cuándo las televisoras se preocupan por la diversidad sexual? Perdón, perdón, sí lo hacen cuando discriminan este tipo de manifestaciones anteponiendo a la importancia de este un derecho -por años luchado- cuestionamientos moralistas que sólo dejan ver la visión discriminatoria e, inclusive, católica con la que juzgaron las modificaciones al Código Civil del Distrito Federal.
En contraparte, México cuenta con diversos medios que sí entienden la importancia de la diversidad sexual y empleando un lenguaje adecuado dieron cuenta de este logro ciudadano (La Jornada, Proceso, Emeequis, por citar algunos); un hecho a destacar es el uso que hacen de las “redes sociales en Internet” las organizaciones civiles en pro de los derechos sexuales, pues de forma casi inmediata dieron cuenta del debate a través de Twitter y Facebook. Sin embargo, esto aún no alcanza a nublar la alta penetración que tienen las televisoras nacionales.
Es una lástima que un derecho ciudadano se vea opacado por un par de medios que buscarán, a toda costa, dar voz a los que, desesperados, van a pretender cambiar esa “legislación diabólica”. Esté pendiente de la cobertura que darán hasta que la Suprema Corte les diga que lo único inconstitucional en esto son las leyes que les permiten a los medios maniatar la opinión pública sin que nadie diga nada.
Ahí está el link del desafortunado Esteban Arce: http://www.eluniversal.com.mx/notas/650056.html
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