Por Demian Chávez*.
Partiendo de la idea de la simbiosis entre el Arte-Periodista-Espectador, donde el periodista es el artífice para que llegue la voz del arte al espectador. Muchas ocasiones la verdadera voz, no refleja en el espectador el discurso del autor. Pensar en el arte es un dilema complejo. No solo se tiene que interpretar al artista y/o a su obra, no solo se debe intentar entenderlo, se debe, como periodista, sintetizar esa complejidad y llevarla al discurso de lo general para que el espectador entienda las ideas básicas del arte o de su autor. Entendiendo el concepto arte como todas sus manifestaciones de una cultura en las disciplinas escénicas, visuales, populares, etc. Que deben ser se dominio total por el periodista. Sin embargo cuando no existe ese puente llamado periodista o medio de comunicación masivo (impreso, electrónico,) entre el arte y el espectador es muy difícil que se consuma este arte de forma dinámica, al no haber un puente-dialogo el esfuerzo del arte queda solo para consumo del mismo autor.
Entender el papel de los mass medias en los planos de a quien se quiere impactar y el difundir el arte; es primordial para empezar a definir la complejidad que nos convoca.
Los medios de comunicación nos equivocaríamos al acotar nuestra cobertura por una disciplina del arte y no darle voz a las demás. Pero mas grave es que el artista intente condicionar al medio para que difunda su trabajo, aunado a que los medios de comunicación no conciben al arte como un producto vendible, de consumo masivo.
Es mas fácil impactar con una imagen de la noticia donde Cabañas aparece en un charco de sangre que la obra reciente de un pintor local. Pensamos al publico como condicionado y acostumbrado a lo mórbido de la noticia mas que por el arte. La falta de educación visual (de la que he insistido hasta el aburrimiento) en la educación básica repercute significativamente en las elecciones de contenidos e imágenes. Sin embargo, no solo la teoría sobre la educación visual tiene la responsabilidad, también las escuelas de comunicación y periodismo, sumado a esta lista las escuelas de arte.
El público consumidor del arte en los medios es un sector que se considera un mercado muerto, sin embargo los esfuerzos para la difusión del arte no han dejado el campo de batalla. Pero vayamos a los orígenes del problema. El arte en los medios.
No existe un verdadero periodismo cultural en el estado, existen esfuerzos aislados (suplemento Barroco, las columnas de Armando Arias, Oscar Salas, Revista Fliptop Serendipia, la extinta revista La Piragua, Radio UAQ, por mencionar algunos), pero esto se debe a varios factores:
Primero que no tenemos un público cautivo y ávido de la lectura cultural. -Cabe aclarar que no estoy menospreciando a los consumidores del periodismo cultural, pero en volumen, son una cantidad ínfima a comparación de los de las secciones deportivas o de nota roja-.
Segundo: Resulta importante resaltar que existan mas lectores de política y sociales que de cultura.
Tercero: Si bien no hay un periodismo cultural, la contribución de los medios ha sido el desinterés, desde el argumento de que no hay suficientes consumidores, pero por otro lado tampoco hay periodistas que desde la formación lo ejerzan.
Las escuelas de ciencias de la comunicación, periodismo y similares se concretan en formar a reporteros, ni siquiera a periodistas. En todo el periodo que dura la carrera resuelven perfectamente las preguntas ¿qué, cómo, cuando, donde, porqué?... pero poco interés existe en crear especialidades del periodismo, que no es lo mismo que entender los géneros periodísticos que en la teoría se entienden a la perfección.
A eso le sumamos que las escuelas de arte tampoco se han preocupado por el tema. Por el contrario, no actualizan a los artistas ni tienen mayor interés en formar a los críticos de arte y prefieren pasar mediocremente en las notas de sociales que formar críticos. No existe una verdadera propuesta de crear periodistas culturales. Me atrevo a pensar que solo unos cuantos están verdaderamente especializados en el tema, los que se han formado lo han hecho de una forma empírica, los que vienen de la experiencia han encontrado baches para su trabajo.
Pondría énfasis en lo riesgoso que resulta pensar que el periodismo cultural es la simple nota de sociales y espectáculos, donde se habla de quien asistió y cuales son los planes próximos del autor. Las publicaciones de corte socialité tienen mayor comercialización e impacto que las de arte.
La responsabilidad de la difusión en los canales gubernamentales no sido las idónea. En la ultima década el crecimiento de la cultura como un segundo boom (el primero en la década de los 80 con la vanguardia de la Estropajera) ha hecho que la cultura se difunda a mayor escala, sin embargo solo unos cuantos alcanzan esos canales. Solo los artistas cercanos al poder pueden tener los horizontes mas claros en la difusión de su trabajo.
Pareciera que la política cultural de los últimos doce o quince años es solo para aquellos que hacen caravanas (o saben chantajear o coquetear) al poderoso de moda. Y así, los beneficios llegarán por automático, los catálogos finamente impresos, los carteles, los espectaculares por la ciudad, las entrevistas, la cobertura periodística se desborda cuando es nota pagada. Menospreciar a los autores noveles, desconocidos, pero de buena factura ha sido un error de los medios, incluso hasta de la política cultural, que cree que con las becas se resuelve el problema de la formación y difusión. Eso sin sumar la franca mediocridad de algunos funcionarios en el área de la cultura. Aclaro, tampoco quiero decir que los mejores administradores de los recursos para el arte sean los mismos autores.
En suma. La falta de la critica cultural, política cultural y la caída de la sección, así como la exigencia de los artistas por mejores notas, tienen un origen. La distancia del conocimiento.
Por un lado el periodista se limita a trascribir los boletines de prensa de los artistas (que vagamente tienen idea de cómo redactar una boletín), el periodista no cuestiona, no exige del artista un posicionamiento social, político, combativo en el arte. Pero tampoco el autor se acerca al periodista, prefiere aparecer en sociales a enfrentar una critica.
En algunos momentos pareciera que se establece un doble juego del artista, acepta las criticas favorables y descalifica a los periodistas y al medio que le hace una critica dura sobre su obra.
El futuro del periodismo cultural no es tan macabro, no todo está alejado de la mano de Dios que es como la mismísima mano del editor.
La falta de políticas editoriales, la falta de responsabilidad social de los medios en el tema de la cultura y evidentemente la falta de pensar en el lector como un consumidor de la lectura sobre el arte es lo que debemos cambiar.
Los canales para la difusión del arte pudieran ser muchos, pero debemos de empezar por la educación en todos los estratos. La educación básica, la educación de los periodistas, de los lectores y de los artistas con respecto al periodismo.
En otras palabras, para generar una cadena alimenticia de Arte-Periodismo-Lector, debemos dar las herramientas para una mejor digestión. La educación para la difusión del arte.
Las propuestas.
Para iniciar a ser menos apocalíptico la propuesta a esta mesa será la formación en dos aspectos.
Primero.
Desde la academia. Las escuelas de periodismo deben mejorar el plan curricular. No solo se debe enseñar los géneros periodísticos si no se debe incluir una formación básica en arte y apreciación, así como una metodología de cobertura que no solo debe ser en arte, si no en las demás especialidades del periodismo. También las escuelas de arte deberán empezar a considerar la formación del periodista.
Los periodistas estamos obligados a brindar una nota de calidad al espectador que por si fuera poco está pagando por un producto. Los periodistas debemos comprometernos a buscar las alternativas para crear la “Cátedra de Especialización periodística” sin esperar a que el medio, la academia o el Estado nos lo brinde. La iniciativa debe venir de nosotros.
Segundo.
Atenernos a los canales de difusión del arte tradicionales, puede ser una tarea estéril, la expectativa de ser publicados por Barroco, La Jornada o mencionado por A. Arias; puede resultar frustrante y sin resultados, tampoco la idea es la interminable espera a ser descubiertos por la mesiánica política cultural, (porque ésta solo dura 6 años)Las nuevas tecnologías nos permiten por un lado difundir la obra en cuestión de minutos.
Los canales de difusión de la Internet nos permiten hacer contacto con el espectador, hacer una verdadera autoevaluación del arte, ponerlo a revisión de la critica especializada.
La propuesta es crear un medio de difusión alterno. Una revista impresa, con su respectiva versión en Internet y vender correctamente sus espacios de forma comercial, esto posibilitaría hacer visible lo invisible, las múltiples propuestas que mueren postergadas y sin un escaparte real, veraz y critico, donde se fundamenten con elementos concretos la verdadera critica de arte. Es impostergable una publicación de arte. Entre mas informados sean los lectores serán mejores consumidores.
Demian Chávez. (1975).
Fotoperiodista y artista visual. Estudió artes visuales en la FBA, UAQ. Se ha especializado en fotografía de prensa desde hace 10 años. Primer fotógrafo queretano graduado de los talleres de Cobertura Periodística en Zonas de Riesgo de la Rory Peck Fundation. Ha hecho coberturas especiales para La revista Proceso y el ayuntamiento de Barcelona, España (2004). Es fotógrafo de las agencias ProcesoFoto, Cuartoscuro, LatinPhoto.org e Inqro. Ha colaborado para la AFP, La Jornada, Reforma y los diarios locales Noticias y Diario de Querétaro. Autor del libro 9:58 la última danza. Como profesor de fotografía, ha sido invitado a participar como conferencista y expositor en diversos foros en el país, así como en Cuba, España y Chile. Miembro fundador del “Encuentro Fotográfico México” que se celebra anualmente en el país con sedes itinerantes. Su trabajo no periodístico se puede ver en www.demianchavez.blogspot.com
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