sábado, 9 de abril de 2011

Ya Basta!

Qué es lo que le pasa a los políticos que cada día piensan que la gente seguirá apoyándolos sin cuestionarse porqué dicen o hacen lo que hacen y dicen. Es en verdad indignante que quieran vernos la cara de tontos argumentando una cosa y por debajo del agua están haciendo otra. Y así sucede, hoy nos dicen una cosa y juran por todos los santos que es como dicen pero la verdad parece no importarles lo que al final vaya a suceder, digo, si no es a su conveniencia. Hace unos meses platicaba con el ahora diputado federal Alfredo Lugo Oñate y me comentaba que era verdaderamente preocupante cómo era que los ciudadanos percibían a los diputados (y a los políticos en general) tachándolos de flojos, oportunistas, ricachones y porqué no en ocasiones hasta de ladrones me decía otra persona.

La honestidad no es algo que se acostumbre muy a menudo en la política y eso me lo han ido demostrando los propios hechos, más allá de quién abra la boca y declare. Es indignante ver como a periodistas y público en general se les quiere ver la cara de tontos ofreciéndoles información que en ocasiones de antemano la falsean o distorsionan o acomodan o disfrazan u ocultan con la única razón de que los intereses de alguien no son parte de la respuesta. Sólo se pide eso, honestidad. Pero al parecer el poder sólo obedece al poder. Los ciudadanos siguen pidiendo justicia, pero no aparece por ningún lado y quiénes manejan los hilos sólo sonríen detrás de cámaras viendo como el país se está acabando. Es triste que la realidad sea algo muy parecido a eso y si no, dejemos que el tiempo hable, dejemos que las campañas políticas hablen, dejemos que poco a poco la inseguridad hable.


No hay pruebas de la corrupción (al menos yo no las tengo) pero por desgracia tampoco hay pruebas de que sea un mejor país que hace diez, veinte o cincuenta años. Es lamentable que la confianza en quienes nos dirigen se vaya perdiendo mientras salen y dicen que todo esta bien. No todo esta bien, señores. No todo tiene arreglo en tres o seis años. Si no se puede díganlo. Si no los dejan, díganlo también. Ofrecen paliativos contra problemas que con educación hace unos años no tendíamos que estar padeciendo. Tal parece que sólo importa el partido, los intereses y la foto.

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