Este año el "Nuevo Tigre Azcárraga" planea dar un paso definitivo -con el apoyo gubernamental- para ser quien encabece las nueva "la política de pantallas".
El año del tigre.
Por Darwin Franco Migues
No hay equivocación, éste es el año del “tigre” y lo menciono porque Emilio Azcárraga Jean, presidente del Grupo Televisa, está dando tremendos zarpazos para dejar de ser sólo un “tigrito” y superar así los sueños mercantiles de su padre: “El Tigre” Azcárraga.
En el año 2010, Azcárraga Jean va “por todas las canicas”, pues tras el anuncio de que Televisa adquirió el 40 por ciento de las acciones de la empresa Nextel es casi seguro que esto le garantice obtener la licitación de la banda de telefonía móvil 1.7 GHz, pues como se venían dando las negociaciones con la Comisión Federal de Telecomunicaciones (Cofetel), las dos únicas empresas que podían aspirar a tener hasta 80 GHz de la nueva banda eran justamente Televisa y Nextel.
Al adquirir parte importante de su principal competidor, la empresa del “Nuevo Tigre” podrá no sólo explotar al máximo el Triple Play (telefonía, televisión e Internet) sino que ahora podrá ser quien encabece el “cuádruple play” (los servicios anteriores más la telefonía celular) con la enorme salvedad de que, a diferencia de su principal competidor, Telmex, Azcárraga Jean tiene en Televisa al principal productor de contenidos, con lo que su dominio no sólo reside en lo económico sino también en lo político, social y cultural.
Y son justamente estas tres esferas las que le están dando dividendos a Televisa, pues ésta es la principal beneficiaria de las acciones u omisiones tanto de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) como de su ala “mañosamente” mediadora, Comisión Federal de Competencia (CFC); en ellas se han justificado sus acciones monopólicas como: la compra de Nextel, la concentración de más del 55 por ciento del mercado de la televisión por cable o su aplastante 93 por ciento en la televisión satelital; además, ambas instancias federales le han servido de “sparring” para contener al multimillonario Carlos Slim y sus planes de ofrecer los servicios de televisión por cable, al igual que el sueño guajiro de muchos por hacerse de la “tercera cadena nacional”.
De aprobar la Cofetel las licitaciones a Televisa en abril próximo, estará dando paso a la creación de un mega monopolio mediático que ahora sí será imposible de controlar; sin embargo, el gobierno de Felipe Calderón está más preocupado en su visibilidad mediática y en los favores que Televisa le pueda dar para que su partido, el PAN, no pierda la silla presidencial, que el creciente poder económico y político que le está cediendo a Emilio Azcárraga.
El “Nuevo Tigre” se está frotando las manos, pues más que nunca se prevé que la “política de pantallas” sea la que gobierne, como desde hace 50 años, la realidad de este país, con la gran novedad de que ahora quien decide y negocia es el llamado “poder fáctico” supeditando a la política y sus políticos a la visibilidad y punto rating que ésta quiera “vender, dar u ofrecer” en su “cuádruple play”.
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